Trail running, cuándo correr y cuándo caminar en los ascenos
¡Qué levante la mano el corredor que no se haya preguntado durante un ascenso con mucho desnivel si debía correr o caminar! O el que no se haya interrogado como hacía otro competidor para "solo caminar" y que no pudieras seguir su ritmo aún cuando tú corrías. ¿O cómo era posible que en aquel tramo donde la pendiente era más pronunciada, otro corredor pudiera trotar?
¿En cuestas, es mejor caminar o correr?
El primer factor que debes tener en cuenta, aunque parezca evidentemente, es el porcentaje de inclinación de la pendiente. Mientras más elevada sea la cuesta, más difícil será correr. No todos tenemos la misma sensación frente a la dificultad. Un corredor grande o pequeño, pero con fuerza en las piernas, podrá apoyarse en ellas para avanzar, contrariamente a otro atleta que no cuenta con esta ventaja.
Otro elemento que debes valorar es el desnivel total de la pendiente. Ello permitirá adaptar el ritmo en consecuencia. Mientras mayor sea el desnivel, mayor será el tiempo de marcha.
La frecuencia respiratoria, al igual que el ritmo cardíaco, se acopla al ritmo de la pisada, y aumenta cuando corres. Caminar en ciertas partes del recorrido te permitirá hacer una mayor economía de carrera.
En los tramos en los cuales optes por caminar aprovecha para alimentarte, ya que te resultará más fácil hacerlo que cuando corras o durante un descenso.
El factor fisiológico es otro elemento esencial a tener en cuenta. Durante la subida, si eliges correr los gemelos trabajarán más, mientras que si optas por caminar el mayor esfuerzo se siente en la zona de los muslos. Puesto que ningún atleta es igual a otro, solo tus capacidades y el tipo de terreno te permitirán determinar la opción que más te conviene.
Si en función de tu recorrido consideras que el tiempo que deberás caminar es significativo, los bastones de trail podrán ayudarte en las subidas y a mantener el ritmo. Si eliges llevarlos durante la carrera, es imprescindible haber entrenado con ellos antes del día de la competición.
Conclusión
Finalmente, saber como afrontar una cuesta es aprender a conocerse a sí mismo en este tipo de carreras. Tras varios entrenamientos podrás constatar a partir de cuándo tu velocidad de ascensión es idéntica tanto si corres como si caminas. En cualquier caso deberás trabajar las dos variantes en cada uno de tus entrenamientos.
Para gestionar mejor las variaciones de esfuerzo, es fundamental programar entrenamientos que varíen el trabajo de cuestas. Para ello puedes realizar diferentes tipos de sesiones: la cuesta corta para trabajar la fuerza, la cuesta larga para trabajar ritmos específicos y las diferentes maneras de subir una cuesta: andando o corriendo.